Dentro de los parámetros que
solemos emplear para medir el éxito de un evento o una acción, solemos tomar en
cuenta factores cuantitativos que puedan expresar la magnitud del mismo. Si usamos estos criterios para medir el éxito
de la pasada Fiesta de la Misericordia, podríamos concluir que la misma fue un
rotundo éxito.
Sin embargo es importante que
tomemos en cuenta que hay factores que son mucho más importantes y
significativos que la concurrencia masiva de fieles, sin dejar de dar el justo
valor que ésta tiene. En el evangelio Jesús nos dice que “cada árbol se conoce
por su fruto” (Lucas 6,44) lo que nos invita a medir el éxito de esta fiesta por
el fruto producido por la misma.
Indudablemente hasta nosotros han
llegado un sinfín de testimonios de muy buenos frutos, como el hecho de que
personas con mas de 20 años sin confesarse se acercaron a ese sacramento en ese
día, renovación y fortalecimiento de la fe en personas alejadas de la iglesia,
familias reconciliadas y unidas en torno al amor misericordioso de Jesús,
acción de gracias por haber conseguido un trabajo, por la concepción de un hijo
en parejas infértiles y hasta la curación milagrosa de personas que se
encontraban desahuciadas por la medicina, y eso es un indicativo de que ésta es
una obra de Dios. No puedo dejar de mencionar las palabras que en una ocasión
me dijo mi director espiritual: “Los dones y carismas que Dios brinda a las
personas son para edificar y servir a la Iglesia, que es el pueblo de Dios”.
Por estos motivos quisiera
invitarles el día de hoy a seguir profundizando en la vivencia de la
misericordia divina en la vida cotidiana. No hay que olvidar que es necesario
que exista coherencia de vida entre lo que profesamos como fe y nuestro diario
proceder. Si eres devoto de Jesús de la misericordia, es necesario que
profundizando en el amor misericordioso de Dios, aprendas a ser misericordioso
y que tu vida cotidiana, a pesar de tus debilidades y defectos, sea reflejo de
la obra que Dios interiormente ha hecho en ti.
Nunca faltan quienes ataquen las
obras de Dios, ante ello lo importante no es irritarse o molestarse, sino
demostrar con obras que ésta vivencia es auténtica, y no para agradar a los
hombres que nos pueden criticar o perseguir, sino para agradar a nuestro Padre
de Misericordia.
¡Vive Su misericordia,
construyamos fraternidad!
@enticonfio2012
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