sábado, 8 de octubre de 2011

CREADOS PARA AMAR

Los seres humanos hemos sido creados por Dios para amar, en ello está nuestra felicidad, pero desafortunadamente muchos pasan por la vida sin sentirse amados y sin saber amar, perdiendo así el sentido real de sus vidas.

Siempre me han llamado la atención las esponjas, que al sumergirse en el agua, dejándose llenar de ella, son transformadas y llenas de sentido, llegando a un momento en que no pueden retenerla más en sí mismas y de manera natural comienzan a desbordar y propagar esa agua que es símbolo de vida. Pero que si por el contrario se alejan de la fuente de agua, poco a poco van secándose, endureciéndose y quedando vacías, sin tener nada esencial que ofrecer.

El agua representa el amor de Dios, que llena y transforma nuestras almas (representadas por las esponjas) trayendo esto como consecuencia el testimonio de una vida coherente en el pensar, decir y obrar según la voluntad de Dios; este testimonio de vida será la prueba irrefutable de nuestra auténtica unión con Él, no por el hecho de que los demás puedan vernos, sino porque esa manera de vivir será para nosotros una consecuencia natural.

En medio de una sociedad donde el amor ha sido deformado, los cristianos estamos llamados a ser testimonios del verdadero amor, pero esto sólo podremos hacerlo si nos descubrimos y sentimos amados por Dios. De lo contrario seguiremos repitiendo patrones sociales que parecieran ser amor, pero no lo son.

Vivir ésta intimidad de amor con Dios de una forma auténtica, nos llevará a profundizar un proceso interior de conversión que restaurará en nosotros la imagen y semejanza según la que fuimos creados y a la que estamos llamados a seguir siendo, imagen de Dios.

En una ocasión le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta su parecer sobre el hecho de que había personas que decían que ella era una santa, a lo que inmediatamente y con suma sencillez ella respondió diciendo “eso no es nada extraordinario, pues todos estamos llamados a ser santos”.   Muchas veces pensamos en los santos como personas que no son humanas y que viven flotando en una nube unidas a Dios ó haciendo milagros, pero la verdad es que el santo es aquel que sencillamente  sabe amar.

Jesús nos hace una invitación universal: “sed santos, como vuestro Padre del cielo” (Mateo 5,48), éste llamado no es exclusivamente para sacerdotes o religiosas, sino para todos los bautizados. Efectivamente esto no podemos lograrlo por nuestras fuerzas, sino con la ayuda y auxilio de Aquel  que es Santo. Nuevamente dirijamos nuestra mirada al Padre de Misericordia y clamemos con fe “EN TI CONFÍO”.

¡Vive Su Misericordia, construyamos fraternidad!
@enticonfio2012

EQUIPO ARQUIDIOCESANO DE ANIMACIÓN PASTORAL.

No hay comentarios:

Publicar un comentario