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Y es que querer encerrar a Dios en los parámetros de la mente humana es una tarea sumamente ardua, por no decir imposible, pues Él es infinito y nuestra mente es sumamente finita. Sin embargo hay ciertas formas de poder entender como por destellos de luz algunos atributos de Dios.
Cuando vemos a otras personas actuar de alguna manera determinada, o mejor aún, cuando somos capaces de vernos a nosotros mismos, podríamos pensar que somos buenos o malos. Lo cierto es que nuestras actuaciones son manifestaciones de una vivencia interior que en cierta forma determina nuestro comportamiento.
Generalmente nos resulta difícil entender y ser compasivos ante ciertas actuaciones o comportamientos que podrían estar fuera de los parámetros que son social y moralmente aceptables. Muchas veces el desconocimiento de las causas de esas actuaciones son la principal limitante que determina nuestro rechazo, no sólo a la actuación en sí, sino también a la persona
Es desconcertante conocer la inmensa cantidad de personas que siendo rechazadas y estigmatizadas socialmente por su actuar, viven lo que podría definirse como un verdadero calvario interior, no sólo por el rechazo de los demás, sino y sobre todo por el mismo rechazo que tienen ellos mismos hacia determinados rasgos de su identidad mas profunda, experimentando una profunda y cruel soledad.
Existen muchas razones que determinan nuestra manera de ser y actuar, entre ellas evidentemente se encuentran las heridas que hay en nuestras vidas, desde nuestra niñez hasta nuestras relaciones más recientes. Por lo general todos necesitamos vivir un proceso intenso de sanación de las heridas y perdonarnos a nosotros mismos, a nuestros padres e incluso a Dios. Para algunos podría ser “mas sencillo” que para otros, pero incluso hay factores que son aún mas complejos y que requieren de una ayuda profesional que nos de herramientas para poder sanar o controlar condiciones psicológicas, psiquiátricas y genéticas que determinan en gran medida lo que somos y la manera en que llevamos nuestras vidas.
Según la Organización Mundial de la Salud, dentro de pocos años la depresión pasará a ser la segunda causa de discapacidad laboral a nivel mundial, esto es realmente alarmante y debe invitarnos a tomar mas en serio nuestra salud psíquica, asumiendo que en muchas ocasiones es necesario acudir a los profesionales del área para poder comenzar un proceso de sanación que nos permitirá ser mas saludables, ampliar nuestra capacidad de amar y ser mas felices.
Dios conoce bien los motivos que nos llevan a ser de una y otra forma, Él es Padre Misericordioso y nos entiende, por eso no rechaza a ninguno de sus hijos sino que desea su salvación, desea que sepamos que si el mundo nos rechaza, Él nunca lo hará sin importar nuestra condición.
¡Vive Su Misericordia, construyamos fraternidad!
@enticonfio2012
EQUIPO ARQUIDIIOCESANO DE ANIMACION PASTORAL
A donde quiera que miramos podemos ver sufrimiento, miseria e injusticia. Pero esas situaciones pueden ser oportunidades de crecimiento espiritual. Podemos acudir a la Misericordia Divina de nuestro Señor Jesucristo y entender que el sufrimiento es un vehículo de purificación. Podemos ver que al otro lado del sufrimiento se encuentra la redención. Lo que muchas veces resulta difícil de ver es que durante esos períodos de obscuridad el Señor está allí, sosteniéndonos aunque no nos demos cuenta. Solo acudiendo a Su Misericordia podemos salir de nuestro propio punto de vista y foco en nosotros mismos. El Señor, en Su infinita bondad, nos ha dejado a Su Madre, nuestra Madre, quien con ese amor maternal nos conforta y nos consuela.
ResponderEliminarHace poco escuché una reflexión muy interesante: si los ángeles pudieran sentir envidia de nosotros los humanos, nos envidiarían dos cosas: la capacidad de recibir a Nuestro Señor en la Eucaristía, y la capacidad de sufrir.
Las heridas del alma pueden servir para recordarnos de nuestra condición humana. Sepamos llevar nuestras penas con dignidad, y jamás olvidemos que Dios, Padre de Misericordia, en unión con el Espírito Santo y su Hijo Divino nos sostienen. Solo Dios puede sanar las heridas del alma. Nosotros lo único que tenemos que hace es abrir nuestro corazón, obedecer y con total entrega alinear nuestra voluntad con Su santa voluntad. Ahí está la cura para todos nuestros males. Gracias por esta oportunidad. Gloria a el Señor nuestro Dios.