Al meditar sobre la Misericordia de Dios, no podemos pasar por alto la grandeza de su amor demostrado a la humanidad en la figura de la Virgen María. Ella misma exclama en el magníficat “… su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen…” (Lucas 1, 50). Y es que el sólo hecho de haber sido elegida para ser la Madre del Redentor nos hace entender que la Gracia y la Misericordia no tuvieron límites en su persona.
María descubrió en lo profundo de su intimidad con Dios que el camino de la felicidad se encuentra en la perfecta sumisión de la voluntad humana a la de Dios, aunque ésta pueda resultar en muchos momentos difícil y llevarnos a atravesar grandes pruebas. De esa perfecta unión de su ser con Dios hemos sido todos beneficiados, pues Ella es la puerta por la que volvió la Gracia al mundo.
María animaba a la primera comunidad cristiana “perseverando en la oración” (Hechos 1,14) cumpliendo con la misión encomendada por Jesús al pie de la Cruz, a través de la cual le fuimos confiados como a hijos. Podemos aseverar sin temor a equivocarnos que el rol materno de María es palpable a través de la historia de las naciones y pueblos, pues en todos ellos encontramos a una iglesia que peregrina hacia la patria celestial de la mano de tan Buena Madre.
Nuestra patria ha sido especialmente bendecida por la Misericordia de Dios, cuando en el año 1652 envió a la Santísima Virgen a los indios Coromoto para anunciarles la buena nueva de la salvación. En esta portentosa manifestación del amor de Dios, ella no sólo acompañó con paciencia y bondad al Cacique, sino que quiso quedarse con nosotros a través del testimonio físico de su presencia maternal para el pueblo Venezolano, pues en manos del Cacique, la noche del 8 de septiembre de ese mismo año, nos dejó lo que hoy conocemos como la Reliquia de la Virgen de Coromoto, hecho sólo comparable con el de la Virgen de Guadalupe.
En la pequeñez y sencillez de esa delicada imagen, María nos muestra la grandeza de su amor, pues en estudios recientes se ha determinado que existen elementos en ella que no pudieron ni pueden ser hechos por la mano del hombre, como la perfección de sus ojos que miden 2 micras de alto por 6 micras de ancho y se encuentran perfectamente dibujados, conteniendo en ellos todos los elementos de un ojo humano. Agradezcamos a Dios por su inmensa Misericordia y roguemos por la intercesión de nuestra Madre, que aprendamos a ser generosos como ella, dispuestos a aceptar la voluntad de Dios, para que en nuestra vida podamos también proclamar que “el Poderoso ha hecho obras grandes en mi” Lucas 1, 49.
“Virgen Santa de Coromoto patrona de Venezuela, renueva la fe en toda la extensión de nuestra patria”.
¡Vive Su Misericordia, construyamos fraternidad!
@enticonfio2012
Equipo Arquidiocesano de Animación Pastoral