A pocos días de haber celebrado la gran Fiesta de la Divina Misericordia, e iniciado el Año de la Misericordia, nuestros corazones aún rebozan de alegría por la íntima vivencia del Amor Misericordioso de Dios. Pero ¿qué es la Misericordia Divina?; según Santa Faustina, es el mayor atributo de Dios, por medio del cual manifiesta su ternura e inmensa compasión hacia nosotros.
Dios que ve nuestros corazones y comprende nuestra fragilidad, una vez caídos por el pecado, en vez de condenarnos, se inclina hacia nosotros para hacernos sentir su amor, levantarnos, sanarnos y estrecharnos a su Corazón lleno de bondad.
Lamentablemente debido a las estructuras sociales y psicológicas, solemos creer que Dios nos amará sólo si somos buenos y cumplimos con sus mandatos, sin darnos cuenta de que de esa forma estamos limitando su amor y llevándolo a una dimensión simplemente humana.
El apóstol Pablo en su carta a los Efesios nos ilustra sobre la grandeza del amor de Dios diciéndonos: “Pero Dios rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestro delitos, nos dio vida por Cristo” Ef. 2,4-5. Queda claro que Él nos amó primero, no por nuestros méritos, sino por su infinita misericordia.
Los padres no aman a sus hijos porque sean buenos o porque estos hagan algo para merecerlo, pues sólo el hecho de ser hijo les da la condición necesaria para ser amados. Si nosotros que somos débiles y egoístas somos capaces de amar de esta forma, cuanto más aún nuestro Padre del Cielo, nos ama de manera incondicional y plena, a pesar de nuestros pecados y faltas, pues nadie mejor que Él conoce nuestra interioridad, nuestras obscuridades y virtudes, debilidades y fortalezas. Merece la pena recordar las palabras que con infinita dulzura nos dirige el Señor a través de Isaías: “aunque una madre se olvide de su criatura, yo nunca te olvidaré” Is. 49, 16.
El Beato Juan Pablo II comienza su Encíclica “Dives in Misericordia”, con estas palabras: “Dios rico en misericordia, es el que Jesucristo nos ha revelado como Padre; cabalmente su Hijo, en sí mismo, nos lo ha manifestado y nos lo ha hecho conocer”. Que este año que acabamos de iniciar y que culminará el 15 de abril del 2012, sea para todos una oportunidad para encontrarnos con ese Amor Misericordioso de Dios en quien todos sus hijos tenemos nueva vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario